jueves, 22 de febrero de 2018

DIVAGUES SOLITARIOS



No se me olvida
lo difícil de esconder la lagrima
de un llanto ajeno,
sé que es pariente de las mías
aunque hoy luzco una sonrisa
transitando por una ciudad en llamas
la angustia se resguarda bajo cada puente,
solo nacen mendrugos en la mañana                                                                                                                         
quizás los poetas nos nutrimos de opacidad
pero juro que mi mano empezó a escribir
versos que tendían hacia las luces del alba,
la soledad ya tiene entidad propia
no deja de marcarme arrugas en las sabanas
esconde mis espejos por objetos inútiles,
he perdido nombres en el atardecer
aquellos que evocan a las que se marcharon
sin retorno ni sendero por donde hacerlo,
solo el mutismo de otros apelativos
diluidos por el humo de un tiempo futuro
presiento un taconeo fantasmal en la distancia,
lo que era el cielo solo un enorme orificio azul
como un humo sostenido en mi retina
como una muralla de pájaros que emigran
aves alejandrinos de pereza extrema
reconozco que nadie se suicida en el pasado
hace falta creer solo un poco en lo reciente
aspirar una bocanada de aire en algún bodegón
volver a la noche por las calles de mi barrio
no marchitarse en el pantano de las horas
después del café o el vino ha de presentarse
con un contorno que evoca a la lujuria
o con una ausencia repleta de promesas
mi infancia no se ahoga por un instante
está latente con sus lastimaduras a cuestas
pero siempre hay un soplo animoso                                                     
las bibliotecas que albergan las formas
no descreen del valor de la esencia
por lo tanto imagino una vez mas
que en tu figura de hembra herida
volveré a recoger  los colores de tu presencia.
Roberto Brindisi




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