sábado, 25 de junio de 2016

SER HUELLA


Como un hueco
vano,
sutil,
en la memoria del olvido,
por esos prados me perdí,
detrás de mil angustias,
atrapado en la humedad de un delirio
sin saber que nueva locura fraccione,
vi niños agonizando en esa terminal
una comparsa de animales en flor
y tantas maneras de perder el paraíso,
ese del que siempre descreí
pero allí no había espacio para la fe
ni la penumbra que devela una esperanza,
todo fue en vano
todo se derrumbó en diez segundos
o en un tercio de eternidad ajusticiada
afuera,
en ese lugar que moran mis pesadillas
un candil apagado en la embriaguez
una piel sometida al deseo degradante
unos ojos curvos de color de alquitrán
delatan que me buscaste sin descanso
entre las vocales de mi poesía inexistente
precisamente la que hablaba de ti
de ese deseo de vivir entre los riesgos de un lecho
vorágine abismal
cumbre de la lujuria nuestra que ya se fue
dejando como territorio este desierto emocional
pero no decaigas
no te rindas
saca las escamas acuosas de la tempestad
búscame nuevamente en un cielo de desnudez
pernocta bajo un cuerpo acribillado de dolores,
pareciera ser que el precio por una vuelta de placidez
es atravesar las astillas de los vidrios de este suelo
encaramarte al misterio de mis madrugadas
rociar de besos abrazadores mis labios resecos
explicarle al silencio que vienes en son de paz
perturbada por la demora
es que te permites ingresar a esta franja
sin condiciones ni pliegos que doblegar
sola, desvestida de mentiras
por creer que aun soy la huella que te marca.

Roberto Brindisi

miércoles, 8 de junio de 2016

UNA VEZ MÁS


Obstinadamente
me he propuesto no ser,
el que hable de amor en este huerto
ni el que transforme pesadillas de estalactitas
en fantasías huecas de despertares,
no,
nunca habré de sopesar desconsuelos ajenos
si reclamar por los pájaros carentes de cielo
o la lluvia cuando cae en forma de alambre
sé que mis monstruos se llenan de soledades añejas
y mis angustias de espectros pasados,
sé que mis placeres encuentran nutricia
la suavidad de tu desnudo tempranero,
puedo tener en mis manos agujereadas
los disparos de tu sensualidad hecha herejías
cargar a cuesta con tus pupilas anhelantes
ver como se pone el verde en tus ojos nuevos
pero el sol no he de crearlo
me cabe la faena de pintar sus rayos
despeinando la agonía de algún atardecer
en tanto intentamos escribir un poema
en los orificios de nuestras pieles desolladas,
repasas con escasa cordura los versos de mi vida,
cascara de una soliviantada esencia en mutación
abundantes de silencios escarpados,
como árido es el mutismo de tu ausencia
en esta efímera madrugada con la luz descolorida
cuelga el viento entre los arboles inquietos,
me interrogan los objetos de mi cuarto
por los huecos repetidos que dejan tu silueta de mujer,
deje de tener palabras para contar mis culpas
como de tener cautela antes de responsabilizarte
solo divago entre una puerta en ciernes
y el vergel de tu ermita preferida
no sé si Dios este despierto a estas horas
pero el aroma de tu sexo evoca mi perdición
me queman las llagas de presencia herida
descánsame en el vientre de tus sueños
una vez más, solo una…

Roberto Brindisi

UN SEGUNDO ETERNO


He apresado el todo
en los vagos fragmentos de la nada,
esa nada que es origen,
causal de lo mínimo o lo vasto,
de esas noches que tiritan de frio
de la llegada del mar aupado en olas,
cuando el azar decide el destino de mi boca
la que intenta enderezarse hacia una esquina,
el azar, la suerte,
pizcas concluyentes en este sino
que se entromete entre las opciones,
en el áspero sendero del libre albedrio
allí donde elegí entre tus manos
si la alborada seria nueva o repetida,
ahí donde exhale un suspiro de humo seco                                             
que presagiaba compartir la vida
siempre al borde de alguna despedida,
pensar si extrañaría tus bragas transparentes
o los valores ilusoriamente similares,
en tanto las aves dibujan en el tejado sus hipótesis,
nada de lo humano me es ajeno dicen los jilgueros,
quizás sea sabio aprender a retrasarme de mis propias huellas
alejarse, oírlas latir desde la lejanía
como cuando duermes,
felina desnuda de mentiras
cuyas verdades, de haberlas, golpean los cristales
magullan los reflejos eternos de mis espejos
veo en los contornos de tus ojos cerrados
como golpea la sombra de esta indiferencia
me doy cuenta que no hay totalidad
sino momentos que aparentan plenos
o instantes que me sumergen en el desasosiego
como las palabras borrachas de sentido
en este ámbito sigiloso de misterio
vas despertándote extendiendo tu lascivia
y dices que soñabas la importancia de no haberme perdido,
lastimosamente yo ya me había marchado…
Roberto Brindisi


domingo, 5 de junio de 2016

ESCRIBIR MIS DÍAS


Y en esa noche
en que naciendo
vi pasar mi vida,
cumulo de fragmentos desordenados
delicadamente rotos,
en ese caos de decisiones improvisadas
creí ver andar tu rostro melancólico,
llevado por la corriente de ese fuego,
sin saber nombrarte,
te llamabas como tantas a las que nunca nombré,
me pregunté
será de allí mi soledad primera,
será que mi angustia y abandono
viene de la mano de un pubis inquieto
surcando los arroyos de tu desierto,
o te leí en el Páramo en Llamas
dando vuelta las hojas de tus nalgas,
torbellino feroz que arrasó con mi quietud,
me arrojó a ver el infinito
por la rendija de los instantes de eternidad,
donde pisando barro hueco
hundi mi repaso en unas pupilas silenciosas,
en unas manos suaves de ásperas lisonjas,
en unos senos de ángulos voluptuosos,
será, me dije
que nunca encontré un lapso de regocijo perdurable                  
por eso sembré la senda de miradas intrigantes
en tanto un animal se tumba sobre la sabana ardiente
miro el espejo que me niega el rostro
la puerta entornada de salidas prontas
y ya no queda en el suelo de mi memoria
ni una prenda de tu desnudez primera
ni un orgasmo de un coito mañanero
me diluyo lentamente
en las entrelineas de una poesía
mareado en el laberinto de mi pasado
quisiera ser yo mismo nuevamente
el que como antaño te escribió mis días.
Roberto Brindisi


jueves, 2 de junio de 2016

NÚMEROS


Vivo
en infinitos días muertos
preceden a este hoy,
días que ya no tienen noches
ni tumbas donde llorarlos
si acaso alguno lo merecía,
miro desde mi ensueño
como se resquebraja el agua,
las garuas de fuego,
el incendio de una primavera vieja
y sobresalen tus manos
que me miran prolijamente
recorriendo la senda desgastada
entre realidad y fantasía,
mi silencio quiere extinguirse,
en una palabra,
me desconsuela tantos sueños míos
que no han de ser soñados,
mi juventud me espera atrás de otros muros
mi lujuria se tienta en cuerpos contundentes
mi jardín quedo manco con una sola flor
en tanto la vida sigue esperándome
mientras saco de su mochila los recuerdos
guarde un solo nombre
una briza en tanto mueve la arena
borrando por instantes mi presencia
y allí me regocijo en esa ausencia
en la que la soledad no me alcanza
me acompaño de miles de deserciones
hasta que la sensualidad de tus labios
me devuelven las preguntas nunca formuladas
lleno de bifurcaciones que me duplican
desdoblan mis sentidos averiados
redentora desde tus tajos
me regalas mansamente tus heridas
abres los poros hasta que lo cierra algún orgasmo
y en ese camino me reencuentro con la vida.
Roberto Brindisi