miércoles, 8 de junio de 2016

UN SEGUNDO ETERNO


He apresado el todo
en los vagos fragmentos de la nada,
esa nada que es origen,
causal de lo mínimo o lo vasto,
de esas noches que tiritan de frio
de la llegada del mar aupado en olas,
cuando el azar decide el destino de mi boca
la que intenta enderezarse hacia una esquina,
el azar, la suerte,
pizcas concluyentes en este sino
que se entromete entre las opciones,
en el áspero sendero del libre albedrio
allí donde elegí entre tus manos
si la alborada seria nueva o repetida,
ahí donde exhale un suspiro de humo seco                                             
que presagiaba compartir la vida
siempre al borde de alguna despedida,
pensar si extrañaría tus bragas transparentes
o los valores ilusoriamente similares,
en tanto las aves dibujan en el tejado sus hipótesis,
nada de lo humano me es ajeno dicen los jilgueros,
quizás sea sabio aprender a retrasarme de mis propias huellas
alejarse, oírlas latir desde la lejanía
como cuando duermes,
felina desnuda de mentiras
cuyas verdades, de haberlas, golpean los cristales
magullan los reflejos eternos de mis espejos
veo en los contornos de tus ojos cerrados
como golpea la sombra de esta indiferencia
me doy cuenta que no hay totalidad
sino momentos que aparentan plenos
o instantes que me sumergen en el desasosiego
como las palabras borrachas de sentido
en este ámbito sigiloso de misterio
vas despertándote extendiendo tu lascivia
y dices que soñabas la importancia de no haberme perdido,
lastimosamente yo ya me había marchado…
Roberto Brindisi


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