lunes, 16 de abril de 2012

ES ASI



La alegría
Es una extraña visitante,
De andar pausado,
De alas amplias,
Que fácilmente se percibe
Porque tiene la sonrisa de mañana.
La alegría
Es una pariente lejana,
Que por tan pocas veces vista
Suele escaparse en las mañanas
Por los resquicios de mi ventana.
En mi infancia había alegría
Detrás de la sangre perforada,
De la ausencia de una madre imposibilitada
A darme gorriones de caricias
O caramelos de palmadas en la espalda
En aquellos potreros de pelota parada
Y con arqueros de mariposas esmeralda.
Jugué tanto a la rayuela,
Me divertí mucho con bolitas y figuritas,
En las veredas poceadas de mi cuadra
En los ligustros que visitamos con Juana
Que de sus senos increíbles
Aprendí mucho más que en mi propia escuela.
A veces me sorprende
La prisa del vidrio de los años,
O el pasaje inmediato de la rayadura del segundo,
Lugares intocables de mi sótano infantil
Por donde andaban las capas y los vuelos,
Niños capaces de ser hombres invencibles
Hasta que la vida nos coloca en un presente a veces ruin.
Ya perdida la suma de mis esperanzas,
Entre nieblas de amaneceres lujuriosos,
En camas y sabanas extranjeras
Me fue dada la suma aritmética de mis días
Y encalle entre los senos de Maria
Senos turgentes, ojos verdes, labios sabrosos,
Caricias dilapidadas entre promesas
De no tener un paraíso terminal
Sino un lugar con espejos donde esperar
Que no estaré en soledad cuando las alboradas lleguen
Y mis angustias, mis terrores tendrán su compañía.
Bienaventurado el mar de estos días,
Bienaventurado el sol con sus defectos,
Sálvanos de tantas herejías
Cuanta promesa rota contra el viento de un martes
O en las playas inexistentes del desafecto
Amante mía, de piel curtida y boca reseca
Me esperaste tanto en esta multitud de alegorías
Que al fin llegue como amante imperfecto.
  



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