jueves, 21 de julio de 2011

COMO UN TORRENTE...

Todo en vos es un torrente,


Que arrasa

Cuando pasa

Por el penúltimo escalón del dormitorio,

En el descanso,

Que ya no es tal,

Sino preludio de las batallas,

De esas que incendian las noches,

Queman el brillo de las estrellas

O derriten los diccionarios de la sexualidad.



Hembra que en estado puro

Devasta los versos de mis poesías,

Volcando sobre los vasos de mis manos,

La sangre tinta de algún escrito ardiente

O la sombra de las medialunas de tus pechos,

Que se inflaman como el astro en su corrida a ser luna llena.



Y de pronto la pausa del rocío,

La que moja las veredas de mi hastío,

Con las baldosas flojas por el peso de mi ansiedad,

Junto al desesperado recuerdo de mi ultima soledad.



Desde ese punto,

Ya en la instancia en que la vida tiene valor de oferta,

Fue que me encontraste,

Tendiste tu mano sin espinas,

Abriste los ojos roncos de gata en celo,

Sin saber hasta ahora si vos o los dioses,

Rescataron mi infancia y mis esquinas.



Se que te navego en medio de la excitación,

Cuando las breves prendas intimas de tu dermis

Se esparcen como mis libros a medio leer

Por el piso de madera de nuestra habitación.



Y he aprendido a remontarme

Como veloz y terco barrilete,

Que construido con el papel de las palabras,

Orada las bases de las nubes,

Surcando el viento huracanado del silencio,

Hasta posarse en una nueva noche en el umbral de tu vigilia.



Te miro en plena desnudez,

Agotada tras lapsos de esperada diligencia,

De movimientos zigzagueante,

De tus sonidos que rompen las penumbras,

De tus dedos trepando anhelantes,

Por el costado animal de mi existencia.



Tras todo esto descansas

Y ya la corriente de la mar,

Las oleadas de bravías arcadas,

Las líneas espesas de gotas sudorosas,

Van delante de mi mirada de admiración,

Van y se reproducen como poesía enamorada,

Van para regresar prestas y primorosas,

Así desde la creación.

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