lunes, 16 de diciembre de 2013

LA BELLEZA DEL SILENCIO


En este silencio
hay quien arroja piedras
quien lleva manecillas chirriantes
con la lectura del tiempo en relojes detenidos
ante la gran tarea de borrar del aire
el tañido apagado de las campanas
en tanto las hojas perforadas del otoño
sueñan con los niños dormidos
en una plaza semivacía de retoños.
En este silencio
los estados neutros de mi vigilia sobria
hechos de una leve angustia
y una sorda ansiedad
reconocen el tintineo de tu nombre
en tanto se mueven veloces los gorriones
para hacer de viento su nuevo nido
dándose a la tarea de recoger los soplos
de las agitadas noches llenas de pasiones.
En este silencio
la quietud es una piedra preciosa
tus curvas emergentes son brillantes
enfriándose el café junto a la mesa
partida en dos mitades por tus verdes ojos
queda la silla que dibuje en la pared
precavido de que nadie ha de usarla
mire con envidia la terquedad de la luz
que muere envuelta en nuestros brazos rojos.
En esta madrugada
el silencio es un recuerdo opaco
que se resquebrajó cuando soltaste las palabras
las memoriosas
las perturbadas
las que pintan de color estos momentos
estos instantes de derramadas aguas
por donde navegan besos de barcos calurosos
por donde cae el bretel de tu nobleza
alma perfecta que acallo la prisa
espalda suave con girones de cabellos
fui a fundir mis versos más arduos
los que escribí con la pasión de tinta
amando la terca persistencia del sol

que me señala tu figura bella.

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