jueves, 10 de agosto de 2017

AUSENCIA


Suspiros
mar de nostalgias acrisoladas
una cama vacía de reproches
el espejo arrumbando sus imágenes,
pasaste tu como tormenta tardía
no hubo luces en las miradas
solo ojos que observaron superficiales
como ese rostro agrietado que escribió en mis paredes,
mancho de soledades el piso de mi lujuria
se quitó las palabras que definían el ocaso,
no hubo nuevos atardeceres en este precipicio
solo la magulladura de los recuerdos olvidados
en mi país el hambre es costumbre cotidiana
la voracidad con que nos hemos disipado
rememoro como se movían tus falanges etéreas
en la consistencia de mi pesadillas calvas
ahora es tarde para alcanzar el pasado
solo queda recoger los mendrugos de silencio                                                                                            
sé que te has marchado lejos
hasta algún territorio de limites imprecisos
donde mi desmemoria no alcanza a percibirte,
la parte incendiaria de mis labios buscan tus besos sordos
no se resignan a tu partida en este invierno
creen que volverás
desnuda de impotencia
han muerto los gemidos, los jadeos, las pequeñas muertes,
después de la sequía de estas estaciones
retornaran los arroyos por el cauce de otros tajos
en tanto queda sumergirse en las vigilias blancas
recuperar el sonido blando de un canto cercano
estirar la pluma para humedecer la poesía
aun fatigados no rendirnos ante el holocausto
siempre es posible dilatar la muerte última
construir el infinito con la materia de los rezos
perderse en el mutismo fantasmal de los vocablos
nadie dijo que las ausencias olían a cerezo
ni que el porvenir seria la sombra de unos sueños
los bordes callados de las cosas sustanciales
abren un interrogante insaciable a mi deseo
como atraerte mujer que buscas nuevo dueño.
Roberto Brindisi







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