sábado, 14 de julio de 2018

AGRADECIDO



Hay días
en que me entrego mansamente
al holocausto de una mirada ardiente
invisible en el hueco del tiempo
me sucede deambular por la calle
buscando las sombras de tu nombre
esbozo una sonrisa extraña
que se desliza por los zaguanes de mi barrio
huérfano de la vieja melodía de tus besos
me recuesto en la vidriera de alguna prostituta
me veo caminando ebrio de ayeres
en la misma borrachera que construyo mis mentiras
mis afiebradas fantasías
las locuras sin la sutileza de la literatura
en los mismos márgenes de una vida rota
pero los dioses se apiadaron de mi andar desordenado
me alejaran de ese vértigo rojo con forma de labios
supe del suplicio del averno en esta tierra
en un espacioso ayer del que no me desdigo
solo cuezo cicatrices infantiles entendiéndolas
marcas de mujeres que acompañaron mis amaneceres
hubo un momento, un instante en el me rendí
vinieron las voces a despejar mi mente
a darme la opción de empezar a conocerme
comencé a caminar muy lentamente
me apoye en mil ojos anónimos
en mil lenguas hijas del sufrimiento
en los oídos de otros semejantes
vi los espejos de mi cuarto multiplicarse
entender que nunca sería feliz por el afuera
pude hablar mis poemas más penosos
como enlazar mis esperanzas novedosas
entendí que como la oruga podía ser mariposa
que duraría mágicamente solo ese día
pero que podría volver a volar si repetía la jornada
mientras me internaba hacia mi profundidad más cruda
allí estaba esperándome para renacer
ahora no suelo prodigarme en vanidades
vale que me he reencontrado después de mi muerte
tuve que enterrar mis creencias absolutas
mientras llegas en la aurora de mi lapso, mujer.
Roberto Brindisi

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