martes, 4 de junio de 2019

SUPERAR LA SOLEDAD



Fui construido de la nada
cuando la nada era el infinito de la memoria
levantarme sobre unas piedras impenitentes
caminar por senderos bifurcados
por terrenos de viento encabritado
hasta cruzar a los Caines de nueva prosapia
fui creciendo desde los ríos y arroyos
sumando astillas a mis armaduras
no volveré a nombrarte soledad
porque ya eres parte de mi argamasa
solo me surca un silencio de mil avernos
porque tardar tanto en convertirme en palabra
porque si me dieron todo el abecedario
surcieron mi ropaje de todas las lenguas
pero quedo un agujero por donde penetro el mutismo
todas las ausencias de domingos
las plazas vacías de hamacas y de juegos
el gris eterno de un padre suicida
una bala que recorre los relatos de mi destino
hasta que un día se completó con tu presencia
mujer desnuda de significados
con una piel ardiente que incendiaba todo
dejo cenizas de mis tiempos infantiles
soplo el polvo de mi cuarto antiguo
desarmo sin pedir permiso mi cama pobre
hizo que el espejo reviviera
recordando sus reflejos
ya no había telarañas de antaño
solo el rugido de noches amorosas
me mostraste la arena
de tus sueños impenitentes
mientras bamboleábamos la luna
entre gemidos en un floreciente arameo
fuiste la mujer pagana de viejos bodegones
el vino seco derramándose entre mis piernas
fuiste tanto que me alegra que aun sea madrugada
porque mañana prometo una alborada eterna.
Roberto Brindisi


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