sábado, 25 de abril de 2009

DE PESARES Y PESADILLAS




En ese espacio
Un pedazo sombrío y de azul acerado
Donde se derrumban las certezas
Denigrada la inclemencia de los besos
Partida la nada en su comienzo
Alli mismo no prosperan las oraciones ni los rezos

Quizás, porque siempre es quizás en mi montaña
Vuelvan los veranos con sus dolores nuevos
Las primaveras con las flores blancas emigradas
A reemplazar tanto frío y tanta oscuridad
La misma que tiñe con acuarelas mustias
Las invernales heridas de tu triste humanidad

Quizás, con el último halito de esperanza
Quizás, digo y me repito, no haya fenecido el tiempo
Ese infinito instante de dulzura contenida
Donde acurrucados murmuran los mastines
De un amor resistente a un cúmulo de otoños
Con hojas salvajes trepándose a los árboles
En la ancianidad misma de un desgarrador olvido
Cuando el deseo de tu cuerpo expulsa los retoños.

Alli es donde los cuerdos no tienen destino
Solo pisan las huellas de su sombra agrietada
Marchando como si el amor fueran cuatro letras
Muriendo solitarios en la tarde
Sin animarse a ser noche de una madrugada
Porque no da cenizas un sentimiento que no arde.

Nos convocan miles de dioses lisonjeros
Nos hablan de la vida en todo su esplendor
Nos enseñan sin haber ellos aprendido
Que uno nunca esta entero sino es con su áspero dolor

Con las migajas de lluvias desteñidas
En el màs miserable sendero irredento
Ahí pactamos con los diablos y hechiceros
Enamorarse sin frontera en lo tiempos màs violentos.

Finalmente, con las cartas españolas repartidas
Con una mano de barajas sin valores
Me recuerdas al principio de este momento
Desfalleciente en un reino de sabanas rojas
De sangre en ebullición
Con jadeos carcomidos entre mis pesadillas
De donde brotan los laberintos incomprensibles
De palabras, verbos, metáforas vaciadas inocuamente
Por el temor a lo amable en este dia invisible.

Quizás mi pesadilla, la tan temida
Solo fuera un aguacero de espejos rotos…

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