viernes, 24 de febrero de 2017

PUEDE SER LA VIDA


Hay oscuridades
nunca profanadas por la luz
hay pájaros que surcan los aires
que aún no han aprendido a volar
como tampoco lo hacen mis aversiones
ni el ostracismo de tu penitencia
ni esa cárcel de barrotes de aire
en el borde mismo de tu lecho
prisión que consumí durante tiempo
del  que no reniego
porque me castigaste con tus atenciones
con la liviandad de un sexo mudable
infidelidad de la eternidad partida
de las astillas de lapsos de amor ardiente
como una hoguera inextinguible
mudo tu cuerpo desnudo de verdades
en esta paradera verde de mosaicos
de suelo duro como una pesadilla
vienen atardeceres nuevos a sacrificarse
a dejarse herir de muerte por la noche
como herida y sangrante quedo mi memoria
que se construye y fragmenta en espacios diferentes
nada hay que pueda asustarte
ni mis laberintos ciegos de borgeanas lecturas
ni los aullidos apagados de nuestra lujuria en plenilunio
tampoco  el silencio disparador de temores
ni el bullicio que confunde todo
sabes muy bien que estas atada a mi palabra
que eres la creación de mi poesía
trunca en el orgasmo matinal de tu delgadez hambrienta
de la cobardía de unos lobos en celo
tienes mi perdón y mis disculpas
puedes regresar a desvestirte de poros voluptuosos
o a cargar este cuarto de gemidos
en algún instante creo que hasta imploro
que dejes caer tus manos sobre mi extremidad primera
buscaré en este último diccionario
el de la vida con sus noches frías
si me amaste en la antesala de una primavera.
Roberto Brindisi




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