miércoles, 5 de diciembre de 2018

SIEMPRE HAY UN DÍA NUEVO



Salir de la noche
del llanto quebrado en suspiros
dejar la puerta entreabierta
para otros nombres femeninos
reconocer que siempre lloverá sobre el olvido
que no hay memoria certera
ni espejos rotos de papel y vidrio
ahora puedo mirar otros ojos
sobre el agua turbia de un pasado esquivo
puedo con mis dioses a cuesta
crear un temporal de silencio
levantar el muro de mis pesadillas
volver a desear nuevamente
como el primer día de una infancia incipiente
con sus heridas expuestas
con sus suicidios en millones de latidos
ayer ya fue tarde para remontar mi delirio
anoche se abrió de par en par tu silueta nueva
tus ropas raídas cayendo sobre este suelo
el espejo antiguo de mi cuarto agradecido
esta reseco de imágenes de lujuria
de gemidos que son música angelical
en la plena soledad de este cuarto torcido
no habrá almohadas incomodas bajo tus nalgas
ni los ríos dejaran de fluir
por alguna represa de lengua vespertina
la vida puede resumirse en este orgasmo tuyo
o en los besos descontrolados de ardor
avernos de otra biblia no impresa
incendios de fuego quietos
en cada ángulo de tu entrepiernas
la geometría del deseo no ha de rendirse
solo ha de erguirse la suavidad de tus pezones
veo nuevos puertos donde encallar mi nave
ahora la playa es un desierto de gotas
de alaridos enmudecidos en la prisión sensual
mientras despegan en vuelo audaz solo dos aves.
Roberto Brindisi












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