martes, 27 de agosto de 2013

LA SUMATORIA DE LAS GOTAS


Esta tarde
en el más absurdo de los atardeceres
cuando ya nada queda por esperar
ni la sonrisa tempranera
ni la ansiedad roedora de mis tiempos
ni las ebrias astillas de mis  alegrías
nada,
una terrible nada
viene a perforar mis manos
a ensortijar los glóbulos de mi sangre
a elevar la superficie de mi incógnita
sin atinar a cruzar esta calzada
calle de innumerables recovecos
por donde hui hacia el espacio de mi infancia
para encontrar en una verde plaza
los múltiples murmullos de mis ansias.
Suele haber momentos
en que poco es de una plena certeza
no hablo de cosas materiales
ni de fantasmas y espectros imaginarios
suelo pensar que los puentes intangibles
esos que la vida eleva frente a la mirada
por donde transita el silencio de la vida
o dónde pasea inquietante la memoria
pueden convencerme que bien vale una rosa
el peso verdadero de algún cielo
o quizás los labios sensuales de mi amante
que son iguales pero nunca la misma cosa.
Hoy
que solo se entiende a este presente
tengo por delante la transparencia de tu mirada
la de las pupilas de color indescriptible
que pulveriza el horizonte  de la gracia
ahora siento el regocijo de tender la mano
hasta la llanura de tu pelvis
reconocer la sumatoria de las gotas
cuantificar los poros de tu superficie
abrir mi rostro a la llave de tus labios
dejar que me erotice el aire de tu gemido
pájaro blanco con alas encendidas
gaviota amanecida sobre la pirámide de arena
veo el desfile invisible del ajetreo
en tanto tanta desesperanza se ha esfumado
o está enteramente perdida.






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