Llegue cansado a mi lecho bravo
recordé que hace días que no comulgo
que en las iglesias del silencio espeso
mis rodillas no se postran en arrepentimiento
porque muchas veces tengo cosas para desdecirme
y en tantas otras descanso sobre el madero
pero inevitablemente golpea a mi memoria
las tardes esquivas de ilusiones fusiladas
de bocas abiertas en plena misericordia
mientras imagino lo que le sucede aun semejante
entre las alambradas de la furia fatigada
en las penumbras de algunas madrugadas.
Llegue exhausto a mi litera mocha
a la que le falta la hembra compañera
raudamente miro la hora en el reloj
pronto darán las náuseas estas horas postreras
mis pesadillas en puntas de pies
me indican que superar no puedo
aquellos indicios de crueldad extrema
donde la muerte se rindió ante el tormento
no tiemblo por lo que sueño
sino por el vacío de la soledad primera
y en el albor parir los últimos pestilentes sentimientos.
Ya es tarde
o me parece
cuantas veces cruce el rio de la inmisericordia
en cuantas partes moje mis rodillas gastadas
a cuantas hembras le prometí el paraíso
y sin recato aceptaron el infierno
el que esperaban
no es que mintiera
sino que sé interpretar los rostros
también los cuerpos que piden ser lacerados
aman suplicar clemencia
en tanto solo dicen querer más de estos desgarros
de estas humillaciones
de estos infierno donde arden gimiendo a gusto
son almas que no han partido
ni cuerpos envejecidos
son hembras de suelta voluptuosidad
las que se entregan a ser parte de este olvido.
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