miércoles, 12 de febrero de 2014

LA PALABRA OSCURA


No he de renegar
de los áridos caminos que tracé
de esa sombra que como final me acosa
de las manchas que con descuido provoqué
no he de apelar a mí inocencia
porque soy merecedor de la suerte que corrí
tuve el manto sagrado entre mis dedos
cuando de un solo golpe los corté
fue el suelo cenagoso el que absorbió
hilacha por hilacha
los hilos de esos hábitos purificadores
que deje ir por la oscuridad de mis enredos.
Hoy
que solo avisto avergonzado
como van acabando los días
los que en algún momento pensé de esplendor
dominados por  telas negras de fantasías
de maculas ocres de deslealtad
sigo siendo aquel litigioso vendaval
que tuvo unos instante de pequeña paz
encerrado en mis propios pensamientos
muros caídos, portones herrumbrados
pasos marcados en el lodazal
conmovieron mis cimientos.
Y mañana es la pregunta
que nunca puedo contestar
quizás se despeje la suciedad del cielo
quizás caerán los luceros en el fondo de la mar
nunca se sabe con el tiempo
si será de largo andamiento
o de tan corto que no me habré de notificar
cuando el silencio viene cubierto de espinas
nada pincha más que las palabras
esas que nunca se han de pronunciar
por de pronto cerraremos el tintero
escasean  aquellas palabras que fueran prístinas.


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