Tantos pasos
empujan pacientes
las suelas
maduras
en peñascos
distintos,
quizás unas gotas
giman
queriendo la
antaña espesura
en atardeceres
alegres
más libres que
estos
balbuceantes de
un impuro colorido
de lunas opacas
inhibidas
de arroyos
cobrizos
de potros con
clinas mojadas
de lágrimas de
cactus impotente
así son mis
tardes de otoño
con cascadas que
reverdecen
los verbos
silenciosos agazapados
nutriendo la
oscura pelambre
de la tierra
despojada de brillos
y en esa absoluta
soledad mía
fui despellejándome
de mis pesadillas
de sueños
partidos en mitad de la noche
sintiendo que se repetía
la misma historia
que cada vigilia
empezaba su aparición
allí se agrandan
las sombras incansables
imágenes tenaces
que obligan a mis retinas
a cargarlas
alegres en sutiles molduras
son montañas
rugientes de cercanía solar
de garuas
intensamente inusitadas
de flores imposibles
de crear bajo tanto cielo
tantas siluetas
describen mis sentimientos
tantas figuras
tallan mi memoria final
que el olvido será
hijo de mis silencios
como las formas
brumosas se llevan mis sufrimientos.
Mañana me ganara
la amnesia
mañana me perderé
en esa historia
mañana serán los
extraños reflejos
los que me despojen
de los gajos de la gloria.
Roberto Brindisi
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