jueves, 16 de octubre de 2014

LOS DOLORES TIENEN BORDES


Las babas del temor
van quemando mi piel anestesiada
un sol atronador
incendia la punta de mis silencios
a la sombra del árbol de la maldición
solo reptan mis dolores viejos
se que cuando se instala el desanimo
nada parece tener color
hasta mi heridas de vidas pasadas
empiezan a abrirse como la boca de un volcán
y por un tiempo que parece extenso
como esos que son eternos
mas duran solo una fracción
en ese lapso resurgen los espectros
los de la vida pasada,
los de las inmundas pesadillas
los que arrastro el delirio del alcohol
todos como soldados desnudos
que parecen querer abalanzarse
para devorarse el instante de mi cordura
hasta que un impulso devenido en fortaleza
arrasa con los miedos desmadrados
levanta el rostro para mirar de frente
y rompen esas jaulas en mis ojos
que tejieron los pájaros del espanto
siento que vuelvo a respirar
por el agujero de la alcantarilla de mi boca
esa que beso a miles de hembras
en tanto mis manos se despiertan
un cosquilleo en mis dedos resucitados
permiten el primer garabato
para reiterar que puedo escribir los versos
mas endeble de esta tarde
volver a colocar el mascaron
en el barco de mi existencia
miro a los costados de esta circunferencia
como solo puede hacerlo un bardo en extinción
acopiador de vocablos perforados
conquistador de amores en retirada
dejando caer el fuego de mi astro
en tu cuerpo de mujer sacrificado.

Roberto Brindisi

miércoles, 15 de octubre de 2014

DESNUDA


Desnudarte
con un verbo irrepetible
en medio de mi cuarto creciente
como una luna de primavera
encendiendo el entorno de la oscuridad
llenando de piel suave mi desierto
antes resquebrajado por una antigua soledad
ver tu cuerpo flamear incandescente
oyendo las burbujas vacías de palabras
como huelo el aire prisionero de tu aroma
así mi boca avanza acortando la distancia
entre unos senos perfectos
y mis labios como el sol que asoma
intentando absorberte hasta la última gota
de un  sudor que sabe a rio salado
así imagine siempre tu cuerpo sin ropa
tu alma que se despliega al roce del viento
sobre unas piernas esbeltas
en posición de comenzar a trazar
líneas y figuras que me envolverán con su encanto
sabrá el tiempo que no miento
que como una flor me comienzo a deshojar
de estas prendas que hoy están demás
hasta incendiar la noche
completando un encuentro postergado
me regalaras la calidez de tus arroyos
hundiré mi lengua en la bahía de tu pelvis
regresando a mí el ardor de años pasados.
Desnudos
como en el instante previo
en el que desobedecimos a nuestros dioses
sin culpas ni remordimientos
apareados en el cuadro del paraíso
no nacieron en este sitio los sacerdotes
ni los vendedores de pecados mentiroso
tu extensión se posa sobre la mía
retozan los animales de nuestra naturaleza
cabalgas como amazona que intenta gritar
que no hay más horizonte
solo la calidez de tus gemidos
que son mariposas voluptuosas
cubriéndome con tus cabellos desordenados
con la presión de tus dedos finos
en la fantasía de mi placer y mi deseo
escucho tu llanto alegre
como garúa de terciopelo lujurioso
ya cruzamos la barrera del tiempo
en que la noche empieza a amanecer
cuando de tanto movimiento y quietud
el cielo áspero se ha resquebrajado
conservando tu promesa de volver.

Roberto Brindisi

domingo, 12 de octubre de 2014

LLEGARA LA MUSA


He perdido
en esas calles del tiempo
a mi musa subversiva
quizas por eso mi poesia calla
las palabras se atragantan
muriendo en la punta de mi pluma,
mi inspiración es una mentira renga
el papel refleja la crueldad de este vacio
impedido de garabatear alondras
pienso en lo triste del mar sin una ola
o en esa minifalda despedazada
que generaba enviada a los astros
asomados en las noches tropicales
por el vano de mi ventana en ignición,
ahora el silencio es de color oscuro
mañana enterraran algunos versos
mientras en las calles de Buenos Aires
sentado en un bar de olores de antaño
espero ver pasar a la que despierte mi locura
no se como ha de llamarse ni el color de su piel
solo tengo el alma deseosa de un encuentro
pero en guardia
para no entronizar una alarma desdentada
cuido mis adjetivos para que encuentren su centro.
Ahora
que no queda ni polvo
de mis ayeres amarillentos
cargados de las gotas duras de la nostalgia
soy un permanente buscador de esencias
tan imperfecto que merezco el infinito
tan inmortal que atravece el umbral de la muerte
siendo que me quede con la existencia
en una partida de naipes con el creador
en medio de una borrachera con mucha suerte
y aprendi a usar las palabras para nombrar las cosas
escribi la biblia de los amores errantes
despedi al sexo como pecado
solo me impuse la penitencia del silencio
en esos atardeceres descoloridos
en que las fronteras del desamor
quieren encerrar mi pais de poemas largos
volverme tullido de afectos innovadores
cercenarme los sentimientos mas nobles
me ilusiono con la geometria de una silueta
que tenga la sombra exacta
que le de la luz intensamente
moviendo los dedos quedos de un poeta.
Roberto Brindisi

jueves, 9 de octubre de 2014

SOBREVIVIR SOLO PARA VERTE


Hay noches que me demanda
una sombra errante ya sin dueño
partida en su justo centro
dejandose atravesar por esos vientos
no se si seran las olvidables pesadillas
o quizas los sueños que se sienten olvidados
hay brumas que parten mis esquinas
fragmentando el dolor en varios lados
las luces que vienen a mi auxilio
languidecen ante tanta inhospita soledad
la de los agonizantes
la de los mendigos de afecto
o esos despojos sin cariño ni sentimiento
cuando estas sombras invaden mi cuarto
miro mi rostro en el reflejo de tus ojos
creo que se hace la luz
aunque la misma estuvo siempre alli
repaso lo suave de tu superficie desnuda
hasta que mi mente se entorpece
se pierde en complicadas operaciones
la geografia de tu continente desconcierta
nada se asemeja tanto a la perfección
como ese cuerpo presa del deseo y la pasión
las lineas laterales de tus espigas inciertas
hacen que la vida recorra mis ardientes venas
habras entendido que soy un poeta redundante
que hago un culto de la existencia en la mujer
pero en estos precisos instantes
eres la panacea que espanta la mayoria de mis penas
cuando recorro las diagonales intrigantes
que desembocan en el canal de tu tajo delicado
ya no hay pesadillas ni sombras atrapantes
solo el resumen de las multiples caidas
como el insolente valor de levantarse
romper los infinitos alambrados
andar despierto para sentir el fuego de tus labios
si un disparo de madrugada se llevo mi infancia
reparo parte de mi niñez en lo delicado de tus senos
soy, como tantos otros, un agradecido sobreviviente
un huracan que arraso con el alcohol de la muerte
el martirio de los cobardes conocidos
una suerte de aventurero en el camposanto
el que con orgullo se voltea para verte.
Roberto Brindisi

miércoles, 8 de octubre de 2014

VOY SIENDO


Soy
la última lagrima
de un rostro desconsolado
la última palabra
de un bardo en su decrepitud
la sombra esteril
de una silueta resquebrajada
la pisada perdida
de una amante desquiciada
la razón encriptada
de conceptos viciados de contenido
la estrofa fuera de lugar
de un antiguo poema de amor
que no encontró su cometido
como también
la memoria perdurable de un enloquecido
la triste melodia de un niño abandonado
un conjunto de vocablos
en busca del vaso con sus bordes agujereados
la sed inalcanzable de otrora
como se que soy
quien esconde en los amaneceres
tu risa sensual de noches lujuriosas
tras decenas de verdes atardeceres
el que abre la puerta
para que te despojes de tu piel
el que como espectro penetra en cada uno de tus poros
el que provoca tu sonrisa lasciva en la oscuridad
el que se desarma entre tus labios amorosos
el que corrompe tus senos en su maxima erección
acariciando la punta de tus angustias
el amante reconocidamente imperfecto
cargado de la lujuria extensa del tiempo
el que ilumina tus petalos entretejidos
soy una brisa del remolino de viento
el mar calmo de tu bahia en estado de ansiedad
el estrecho por donde navega el maximo deseo
la superficie invisible
que cubre los pliegues de tu continente
el que derrama las gotas de su aguacero
en cada una de las partes
de la timida intrepidez de tu desverguenza
el que oye tus gemidos por parir
santificando las sabanas de este lecho
descubriendo la acechanza de mi espejo
la parte negra y la claridad mas fulminante
eso dicen las hojas de mi prontuario
ladron de resquebrajadas ilusiones
soy ese que abolio la impropia eternidad
el que encontro en vos la cura para mi soledad
en este instante de profundo silencio
mientras subo la empinada altura
voy siendo
hasta integrar mi descocida humanidad.
Roberto Brindisi