miércoles, 20 de mayo de 2015

NO ESPERAR


No esperar
que la sombra del recuerdo inútil
dé frutos sino cardos como lanzas
en violentos arrebatos anodinos
que solo son martirio en la mente carcomida
no esperar
seria la consigna menos vulnerable
en este país de brumas dando vueltas a la esquina
de sequedades en las tormentas más bravías
de horrores teñidos de densa caridad
activar el presente cargado de potencia
enmarañándose en la disputa por el placer
creyendo que son deidades de estos días vagos
donde las sacerdotisas tienen forma de mujer
saber quizás
que hay todo un bosque de deseos inabarcables
que esperan ser vistos por la mirada del amante
por la franqueza de unos labios insatisfechos
volcados por completo a ponerle nombre
a cada punto de la geometría lujuriosa
meciendo el sitio donde se hace el amor
soliviantando a los astros de la noche
en su sangría etérea de errantes astros
que solo existen entre las sabanas de este lecho
alguna vez teñido con el rojo de tu perdida virginidad
como quien pierde aquello que le incomoda
pero la espera no se remite solamente al sexo
sino a la pasión en sus formas complicadas
esas que solo entran en las metáforas de los versos
en los intersticios de la poesía
perdidas en los zaguanes de las casas de putas
en la fonda donde los hombres ahogan su pena
entre las arrugas grises de las pieles curtidas
en ese dantesco infierno de piernas extendidas
sobre los alborotados hombres de un lobo cruel
pero no hay espera que aguante tanto otoño
sin ver concretarse en golondrinas la primavera
sabe el bardo que por las rendijas avizora
no solo antiguos poemas
sino la hembra que su corazón hace tiempo espera.
Roberto Brindisi


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