sábado, 23 de mayo de 2015

Y CADA MADRUGADA...


La vida me suena
a un largo cortejo de mariposas
secundadas por miserias solitarias
por pájaros con las alas arrancadas
por flores entumecidas de añoranzas
pero veo que en algunas ocasiones
la vida también da revanchas
despliega el aroma más embriagante
saliendo de los poros de una muchacha
la vida mía suele bañarse en sal
con las heridas desgarradas
abiertas como la vulva de una prostituta
mas el ardor enciende el fuego de la lujuria
me decido a secarme con tu piel
en esa noches de estrellas remendadas
por ese entonces la soledad es una débil bruma
de oscuridades perforadas
de aliento que destrozan signos anhelantes
mientras por el barranco del placer
nos despeñamos con tu superficie en mi baldío
con las uñas de largos rasguños
que escriben las estrofas más ardientes
en un impensable espacio de mar
del crudo océano conformado por mi sudor
por las rias de tu codiciosas hendiduras
surcos de voluptuoso infinito
que no desdeñan la inmortalidad defectuosa
sino que riegan de migas mojadas
el recorrido sugerente de una dama
sabiendo que los pasos se han de multiplicar
para fundirse a perpetuidad en lo hondo de mi cama
ahora se mira en el espejo como células derramadas
no será el antojo de mi atrevida sexualidad
la que imprima en la entereza de su desnudez
esos gemidos rumorosos en cada madrugada.
Roberto Brindisi



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