lunes, 18 de mayo de 2015

LA LARGA ESPERA


Y la espera es larga
tanto que se durmieron mis sueños,
las rondas de otras noches
entraron en reposo,
en alguna esquina se astillaron
dejaron de ser lo que faltaba
para a ser un mal habito
solitario
perezoso
sin energía
y se difumino la silueta de mujer
en que se corporizaban
las formas de la luna en cuarto creciente
en un otoño de árboles sin hojas
o una vereda cubierta de color mustio
entre las sombras se derrumbó el mundo
no quedando vestales de villas carenciadas
solo mujeres de vidas abonadas a la aflicción
al polvo gris de madrugadas sin hechizo
en el reflejo del cristal los senos añorados
la punta de los pezones como iceberg
y mi país con las fronteras de tu cintura
de tajos humedecidos en el averno
recoge mi exilio concupiscente
el que se baña en los recuerdos de otrora
evocando una llegada fantasmal
que insubordine todos mis ásperos sentidos
desgarrando las ropas prestas en este espacio
donde las pisadas ya fueron tapadas por el polvo
en este fin del mundo interminable
como los besos que me despertaron cada amanecer
como los labios que fueron geometrías de la lujuria
como esas caricias que consumieron gran parte de mi piel
entro en receso por un instante el creador
me miro de frente como insuflándome animo renacentista
me hablo en su mudez de actos inacabables
me quito una costilla mientras extrañaba la ausencia
y por esa puerta cerrada desde tantos anocheceres
volviste a entrar confusa
ardientemente
por los intersticios de este incendio en mi presencia.
Roberto Brindisi



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