lunes, 11 de julio de 2016

REBELDÍA DIARIA


se que mis sueños
mueren en tus vergeles bifurcados
haciendose añicos 
en la espuma de tu salitres madrugadas
en la punta afilada de tus pesadillas cotidianas,
se tantas cosas 
que me olvide de tus ojos color tormenta
de tu boca apocada por la soledad
mientras yo divago en mi vigilia
entre andenes de pájaros en agonía 
con los fragmentos de las rosas esparcidas
en mil campanarios de mi ciudad de perros
no suelo oír mas sonido que el de tus jadeos
ni mas olores que el de tu piel desnuda
luego del vendaval de la lujuria ardiente
de las correntadas voluptuosas de tus arroyos
que humedecen el principio de mi boca
tardes de ebriedades varias en nuestros labios
que se nos olvida que dios no nos espía
que alguna beata mujer que aborto su suerte de hembra
maldice el ruido, el murmullo, los sabores
de estos encuentros en los orificios de la vida
cuando ya nadie reclama por la justicia
ni son escuchados los miseros hambrientos 
condenados por unos pocos hastiados de riquezas
sigo intentando encontrarle un sentido a tanta muerte
que al final la parca me persuade que poco podre hacer
aun en mi rebeldía de sensibilidad humana
aun con mis mendrugos como piedra de David
es que Goliat no se asoma a la pelea que ya gana por escandalo
y me sumerjo entre tus faldas a distraerme de tanta amargura
consuelo demencial irrefrenable 
entre tanto sueño perdido en mil batallas
tanta sangre que se me aparece al cerrar los ojos
que si no es hundirse en los tragos infinitos del alcohol
es huir por la superficie de tus poros vitales
reclamare al tiempo alguna simple tregua
dejar de sentir tan profundamente como quizás no quise
amigarme con la vacuidad de los artilugios de la nada
despertar alguna de las tantísimas mañanas
sin que me carcoman los gusanos de la culpa
sobrevivi
todo tiene un precio altísimo a la hora de pagar 
llevo mis mochilas cargadas de heridas propias y amigas
nada es gratis en este sendero de existencia
solo aflojar un tanto el dolor de la inclemencia
solo reírse un poco de la muerte trágica
que tiene por destino la espera certera
ya le he dicho que ganar con las cartas marcadas
no tiene sentido mas que hacerse trampa a ella misma
cobardía
si la hay la de la finitud
reivindico levantarse contra lo inevitable 
porque eso señala si honras la vida o te arrastras
reivindico no someterse ni aun sometido
no he de abonar ese peaje para parecer amable.
Roberto Brindisi





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