viernes, 29 de noviembre de 2013

ASI TE ESCRIBO


Comienzo,
abro un signo de interrogación,
dejo caer mi vista
sobre un papel en blanco
con líneas marcadamente negras
pienso en una poesía
que en lo posible diga lo indecible
y arranca veloz en mi silencio
que empuja variados tonos de mutismos
el alma clama por descanso
la carne quiere consumirse en un incendio
y en tanto mi persona
es la sombra clara de una voz apena audible.
La escritura
tiene para mí el valor de mil tesoros
los de tus ojos verdes en un domingo
el primero de tantos otros desconocidos
el portal de tu mirada abrazadora
la mano suave que apoya fortalezas
el camino breve de la vestimenta a la desnudez
la entrada a la vorágine del incendio
en un caldero hecho de sabanas deshechas
con las sombras que cubren la piel cansada
mientras la soledad parte a jugar al ajedrez
en las primeras horas de una nueva madrugada.
No he de ser original
porque lejos a quedado mi empobrecido origen
esas lineas que quedan en la memoria
surcando el cuerpo como un latigazo fresco
como un ramalazo que no cesa
y mis ojos
que solo se abren para sumar ausencias
no quieren quedar enceguecidos
por los pétalos cercanos de la noche
sobre mi superficie acallada
explotando a la delicadeza urgente de tu rocío.
Parcialmente culmino
cierro los signos de interrogación
circula mi pluma sin detenerse
huelo la humedad preñada de alcohol
que baña junto al aroma de tu perfume
las horas previas atrapadas en el fondo del espejo
el sudor resentido de una estremecida pasión
tu rostro que busca la erección de mi mirada
los bordes silenciosos de las cosas
la voz inigualable de Melendi
que se va perdiendo gratamente
en el apagado murmullo de esta nueva alborada.




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