jueves, 11 de junio de 2015

LO DIFICIL DE NOMBRARLA


Llamarte
sin recordar tu nombre
que se hizo añicos en una madrugada
tratar de evocar tu cara
que son miles o cientos
desfilando por el angosto sendero
de mis noches de fuego incandescente
entre la vastedad del mar de mi lecho
en tanto unas gotas caían
rugía sórdidamente
en la brumosa porción de mi cuarto de amante
no era la tormenta acostumbrada
sino dos cuerpos que lijaban sus asperezas
que batallaban incansables
para sobrevivir en una bocanada de pasión
afuera ya no quedaba nada
el mundo se había retirado
el universo hecho astillas,
desaparecido
más las pequeñas muertes porteñas
esas que despellejan tus gemidos
hacen que la expresión de tu boca no se entienda
los jilgueros de tus alboradas son insomnes
pero eres una me pregunto
porque veo rostros que se contradicen
en el intento ligero de mi memoria
aunque nada sea igual ni parecido
hay una constante repetición de situaciones
de puntos de encuentros
de senos perfectamente hexagonales
o totalmente son bordes
con una perfecta redondez hasta su punta
esas que dicen que son pezones
no dejo de llamarte
como en una torre de babel hago la tentativa
en esta soledad, este lúgubre silencio
abona los fantasmas del abandono
y yo sin tu nombre para amarte.
Roberto Brindisi



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