martes, 3 de octubre de 2017

FRAGMENTOS


Retorno al silencio original
luego de una noche de sensaciones                                                       
de ordenar la carencia de mis razones
imaginando que el desconsuelo es pasado
regreso sobre mis pasos de adobe gris
me sumerjo en la intangibilidad del miedo
de ese temor ahuyentado por tu mirada suave
como las caricias que me prodigan tus pupilas
hay que atreverse a mirar cuando te faltan ojos                                                       
o ver con la mirada destruida en retroceso
sé que te debo las palabras que alejan a la muerte
esas que en mis poemas magros crean eternidad
he de construir con mi pluma de bardo hastiado
los versos que te prometí cuando ya no escuchabas
quizás los escriba en un papel amarillo de atardecer
o sobre las sabanas que ocupe otra mujer
nunca jure fidelidad más allá de mi amnesia conveniente
nunca pedí que apagaras el candil para entregarnos al averno
solo se  dio                                                                                                                                                  vino ese incendio de agua acalorada
viento feroz que impregno los bordes de tu silueta
la vida es algo que no merece definirse
porque su significa va mutando imperfectamente
recuerdo poco los años de mi niñez anciana
olvido mucho los momentos inmerecidos
hay noches de sueños con inviernos gélidos
como amaneceres en los que conviene celebrar
he subido reiteradamente hasta la turgencia de los senos
acariciado superficies estremecidas por mis labios
soy un alguien buscando que se aleja presto del abandono
mi inocencia es un complejo de falta de luces y de sombras
llegar hasta donde llegue sin haber partido nunca
una aventura que requirió el coraje de hundirse miles de veces
vale el intento de imaginar senderos que no existen
 creo que la angustia se atesora en las noches sin luna
o que uno se enamora cuando el universo se detiene
acaso crecen las magnolias en las estepas de Siberia
nunca descubrí si el rojo en mi almohada
eran de las orquídeas de tu regreso lujurioso
o quizás el aroma sutil de los malvones terracotas
me develan que alguna vez volverá un ave enamorada.

Roberto Brindisi 

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