Anoche el prado estuvo en llamas
En un ayer soleado y con letargo
En un alba con presagio de buen domingo
Y un mediodia que mato los campanarios
Al anochecer el fuego consumio los cardos
Antes de que esto ocurriera
Solo recuerdo el verdor de tu mirada
La suave caricia de tu vientre
En la region insurgente de mi cuerpo
Unas manos alfareras
Artesanas
Que dibujan el arbol desde la nada
Recuerdo si el revoloteo de gorriones
Que buscan su alimento
Alborotando las gotas de tu aliento
Surcando el aire
Pariendo instantes de agonia
En medio de la finitud inacabable
De un banquete de platos vacios
De copas resecas de bebidas
De bocas cerradas a la palabra
Abierta al silencio
En un bullicio de preguntas
Que no encuentran respuesta
Porque no interesa
Porque solo vale la cerilla
Aquella que inaugure lo bestial
La barbarie sobre tu geografia
Porque solo el fuego consume
Tantas ansias
Tanta espera de lluvia en madrugada
En esa rara mezcla de semana
Por donde el rio abre sus canales
En tanto las cavernas instan presurosas
El regreso de viejos gavilanes
O de aguilas viniendo en picada
Trayendo en la punta de su pico
El relampago, el trueno y ese rayo
El que parte el horizonte sin cordura
Enmendando el infierno
Desvastando el paraiso
Permitiendome no tocar la tierra
Hundiendo la vara en el agua
De los remojados arroyos cristalinos
Raro y excitante
Todo este sueño de quimeras absorbibles
De sangre asturiana
Con la luna en cuarto menguante
De dermis sureña en este rio de janeiro
Cuando lambare se junta con cangallo
Por esas cosas de la vida
La llanura se incinera con fuego sobre fuego
Sin que el agua la aplaque
Porque tiene sus gotas con las barreras vencidas
Ahora que es madrugada
Quedan los restos humeantes
Pareciera que en ese lecho
Los culpables tienen el cuño de amantes
Cierto, anoche el prado estuvo en llamas
martes, 5 de octubre de 2010
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