domingo, 13 de octubre de 2013

UN AMOR DE ANOCHECER


Me detuve a beber
debajo de un sol astillado
inquieto por la soledad
sin advertir el crepúsculo
hasta que los pétalos llovidos
llenaron los pliegues
de mi pletórica humanidad.
Hasta anoche
mis dudas eran viejos fantasmas
esos espectros que deambulan
imprecisos
borrosos
tratando de poner sus lánguidos ojos
en el centro de mi evocación
saben de mis esfuerzos por esquivarlos
pero también conocen que he de volver
hasta que en alguna vigilia
se conviertan en una extraña  emoción.
Y ahora
el alcohol me sabe a abandono
el atardecer se perfila amargamente gris
las personas me atraviesan
en esta silla de un bar de mala muerte
y tu nombre no acaba de llegar
eres el ancla que me aferra a esta realidad
con sus días astillados
sus noche de lunas perforadas
opacados por los brillos de tu sensualidad.
Al fin
me invitas a levantarme
a olvidar los disparos del pasado
me besas sin dificultad
mis latidos giran alocados
en estas primeras horas de la nocturnidad
veo caer tus palabras humedecidas
derramarse por la comisura de tu boca
sintiendo como oxigenan mi presente
recostados en la sombra entre caricias pedidas.
Entonces la vida se resume
a un espacio desplegado entre los dos
a la entrega insolente a tus caprichos de mujer
que como rama florida cubres
las murallas de mi ciudadela
sumido en una aparente eternidad
donde ligeramente corre como torrente
mi amor de aroma fragante
y entre amantes reducidos a esquelas
emerge un poema que no es inteligente
solo símbolo de algo más que elegante.


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