sábado, 10 de enero de 2015

A VECES SE EXTRAÑA


Después de esta noche
solitaria
casi vacía
sentí el frio de la puerta
el desprecio de mi lecho
el bostezo de mis sabanas
mas desde el antiguo espejo
aparecía el contorno de tu silueta
difusa
como despidiéndose
y me di cuenta que faltaste desmedidamente
hasta borrar la luna nueva
siendo la soledad la más odiada intrusa.
No hay reclamo
porque al menos tus formas volverán
no han saciado su apetito
conozco su voracidad hasta el averno
he incendiado miles de hojas en la conquista
se que admiras mi espada forjada de espera
se que te obnubilan los destellos de poesía
que cuando te despojas por entero de las brumas
reluce incandescente tu piel salitre de mujer
y ya no ladran los durazneros de mi quinta
sino que se asoman por las rendijas de mis ojos
para contemplar tu carne envuelta en sudor
afinan el oído para percibir la agudeza del jadeo
cayendo sus hojas cuando retumban tus gemidos
hechicera de madrugas eternas
labradora de alboradas en celo
nunca han de contarme entre los vencidos.
Pongo el café
esperando oír el zumbido de una gaviota
doy vueltas sobre mis indecisiones
ha de llegar el tiempo en que con firmeza
destierre de los bolsillos de mi tiempo
la extraña finitud engañosa y conducente
la misma que cavo trincheras en mis olvidos
la que se esmeró en no parecerse a ninguna
la que en el retorno de tus orgasmo te pensó inocente
la que tejió los momentos otrora perdidos.
Roberto Brindisi


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