lunes, 4 de enero de 2016

ANDAR


Desde atrás
desde muy abajo
desde el mismo comienzo de mi infancia
vine arrastrando la perdurable herida
que en el trayecto se convirtió
en un recorrido de ausencias persistentes
desconocida muchas veces
hiriente en incontables madrugadas
hasta ausentarme en las malezas de mis recuerdos
sórdidamente
en otros momentos anestesiadamente
pero siempre en el camino de mis limites
de los múltiples fracasos
de las inenarrables alegrías confesadas
que esparcieron sus muecas en espejos ciegos
en vitrinas de contenidos insustanciales
tan abandonadas
tan arrogantemente carcomidas
como los bordes claros de la luna
hasta percatarme que solo vale el afecto verdadero
el que reflejan los flecos de tu descendencia
o las manos invisibles de la amistad
sin olvidar el espacio con rasgos femeninos
que se torna perdurable cuando hay autenticidad
porque me muerde el alma cuando me engaño
cuando valido los fraudes de una caricia hueca
repitiendo en noches de penitencia
solo el amor desinteresado sanará los cielos
dejará que la lluvia sea una bendición
porque las gotas de emociones buenas
inundaran los huecos de esa distancia irregular
sellará los cortes de mi sangre
borrará para siempre las carencias
despertaran los silencios nuevos
que crecieron al costado de mi sombra
y sellarè el pacto con alguien semejante
entre su gemido placentero que me nombra.
Roberto Brindisi

   

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