martes, 17 de agosto de 2010
EL DIA DE LA FURIA
Hubo un instante
En que se develo la furia
Tanta y tan variopinta
Que de ella no hay recuerdo
O no hay quien conmemore
Ese atardecer de trompetas y de sales
De fuego arrasado
De Ángeles descabritados
De demonios enervados
Al parecer sin ningún motivo
El hombre
Aquel que sabia el porque y el como
No levanto las puertas de la represa
Desde donde el amor anegaría el furor
Que como una daga filosa
Un puñal afilado
Se clavo en el cielo
Hasta desgarrarlo de par en par
Dejando ver el final del universo
O sea matando la ilusión del infinito
Por lo que la finitud se torno más vulnerable
Detrás de las nubes de un cielo liliáceo
Los dioses se dieron al ostracismo
Hicieron lo que siempre
Celebrar incestuosamente
U orgiásticamente
Ese lapso eterno de un segundo
Viendo como las cenizas envolvían cada roce
Notando los besos morir en un crepúsculo
Percibiendo en la mirada de una Venus
Su desazón por las manos desgarradas
Mientras que en esa soledad
Es el tiempo presente que se deshace
Son las aristas del subsuelo lo que corta
Las bravías olas del mar de este agosto
Axial este loco tiempo nuestro
Exhibe sus huesos destrozados
Por la furia de cualquier viento
O el lamento poderoso de algún grito
Todo es noche en la que nadie ve
Todo es tal cual lo predijera el profeta eunuco
Las veredas del mundo que se hunden
Las calles del orbe que se carbonizan
Los campos de mijo triste anegados
Y esos labios enrojecidos que preguntan
Perdiendo la inmensidad de la cordura
Todo y cada cosa
Porque desde el último polvo suelto
Ella se percato de la pasión de su locura
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