En el medio de la noche,
Camino hacia el frío, el viento
Lo plenamente desconocido,
Siento que la playa sola ruge,
Deshaciéndome poro a poro,
A veces desnudo,
Otras envuelto en miles de palabras,
Montando un equino negro que trota
Por las orillas del principio de la nada.
Entre mis dedos siento el roce de la seda
Del cuerpo de un animal mitológico,
Es como entrar de tu mano en un rosedal.
Yo no digo que vengas,
Que estés ya aquí, que has venido
Pero me niego a negar la espera de tu venida,
Te solicito que me dejes esperarte,
He resucitado para esto,
Deja que me delire sin ti,
Asistir a la deformación de mis huesos,
Que solo aman unas formas
Mientras tocan tu sustancia,
Se que he caído en esta trampa de la espera
Y sin lugar a dudas me hace muy feliz.
Se que ahora has venido,
Que tu presencia conmueve
El calido color de las hojas en agonía,
Milagro del que espera, ve y siente.
Hoy te seguiría bajo cualquier forma,
Como polvo, humareda o viento,
Entraría por tu respiración,
Por tu sonrisa, por tus renovados aleteos
De evadirte hacia donde no haya lenguaje,
Sino solamente ojos devorándose,
Ojos amándose
Con el peligro de una desnudez absoluta.
Vaya sueño en el que tú me viste entrar,
Mendigo impuro enamorado de tu mirada,
Llena tu boca de flores, de plumas y de amores,
Entre las que había un elogio color lila que humeaba,
Mientras me asomaba entre el color verde de mis harapos,
Danzando para que te rieras,
Te pintabas las uñas de azul nacarado,
Toque la guitarra y cante canciones,
Que hablan de pequeños instantes únicos,
En el que dolor se adormece,
Y hay solo deseos de amar.
Es así que en este anochecer abrí los ventanales,
Asegurándome de la finitud de mi inseguridad,
Devolviéndote lo que nunca tuve,
La plenitud por tu llegada y la indecisión de tu partida,
Devorándome mis miedos fantasmales
En las primeras luces de una nueva vida.
jueves, 31 de marzo de 2011
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