jueves, 31 de marzo de 2011

MADUREZ

Parece increible,


Hasta cierto punto no asumido

La simpleza de mi raciocinio,

En el otoño no existiamos,

No habia prendas que nos cubriera,

Ni desnudez que descubrirnos,

Ni promesas a no ser rotas,

Ni momentos de extrañeza,

Ni noches con dias apasionados,

Ni razguños hechos en el aire,

Ni tibieza dibujada en la nada,

Ni límite que me sobrepase,

Ni palabras dichas cubiertas por los hechos,

Ni barcos con darsenas imaginarias,

Ni el más civilizado salvajismo,

Ni acumulaciòn de instantes tras instante,

Ni construcciòn de castilllos de suspiros,

Ni besos disparados a mansalva,

Ni proa, popa, senos, turgencias

Noches, atardeceres, madrugadas

Los espejos guardando mis urgencias,

No existian,

O si pero como materia a descubrir.

Como se llega a este inventario

Cuando mis años tienen cicatrices

De cruces, de desdichas y abandonos

De sobrevivir al borde del precipicio

De arrastrar mi esencia entre crucifijos

Sofocando tanto escosor en cantinas

O bodegones inundados de alcohol

Desfilando en la arista del cuchillo

Limpiando sangre de tanta guillotina.

Ya no me hundo ni me escapo

Afronto la sonrisa de tu mano

Las caricias de tus ojos claros

La pulcritud de tu melena desdeñosa

Recogiendo el hilo de tanto barrilete

Trayendo a la rastra a una luna nueva

Depositandola en tu blanca almohada

Me ayudas a demarcar en la cama la rayuela

De trazos hechos con dulzura

Donde la tierra es el encuentro

El cielo un semicirculo cuando acabado

Los juegos remiten a la niñez

De un tiempo preterito imperfecto

Y sobre nuestros años, nuestros tiempos

Se trasladan los arroyos convertidos en mares

Dice el sabio en su mudez

Que del dolor expuesto y del oculto

Nace y florece el amor en madurez

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