Sueño
Luego despierto,
Muero en esa hondonada onírica
Más vivo en la planicie de mi letargo,
El cielo se lotea por parcelas,
Prefiero transitar por la arena,
Dejar que el mar de las pampas
Clave las minúsculas gotas de agua
En la planta de mi pie izquierdo.
Pienso que yo moriría mil veces
Por recibir tu amor sin reclamarlo,
Y sin darme cuenta haber sido llevado,
Imprevistamente,
A un sitio en que los ojos se miran sin desprecio,
Pero hube de pasar tanto terror,
Tanto miedo sin mal agüero,
Para llegar cansado, feliz y doliente
A mirar unos labios que no lastiman.
Dicen que aun en sueños el amor es el amor
Y el tiempo mueve varas, ramas
De novatas plantas de bambú,
De deslucido sauce llorón,
Para ir al encuentro de la parca,
Dicen quienes danzan al filo del desquicio.
Que de mi vigilia te rescate,
Dueña del Mar Mediterráneo,
Navegante idílica de un parque centenario,
Veo el mar, las dunas, las gaviotas,
Espejismo de la calle Lambaré,
El ascensor lleva hasta el piso desnudo de tu cuerpo,
Despojado de alas y habitante del minuto final del día,
Toco a la puerta de tus palabras,
Muevo el picaporte de tus dedos delgados,
Se que desde siempre te buscaba,
Miríadas de ojos barridos por el viento
Que los atornilla en los medanos de tu cuarto,
En el ardor de la tormenta de este océano casero.
Entonces pensar en sucumbir era lo de menos,
Importaba estar preparado para tu llegada,
Preparado para disfrazarse de lo que más amabas,
Un trovador pequeño de ojos descafeinados,
Un portador de estrofas inaugurales,
Esas que no pisaron los bares perdidos,
Que no rozaron la mejilla de ninfa alguna,
Que riegas con tus deseos las letras,
Esparces por mi espalda semillas de vocales
Son letras desde la primera hasta el cien,
Aunque no te esperaba te espere,
Como si me buscara en vos a mí,
Y me encontré,
Creo que vos también.
Seguí en mi sueño no desperté.
jueves, 31 de marzo de 2011
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