domingo, 27 de noviembre de 2011

MUJER DE LAS VIGILIAS

Cuando agoniza el sol


Nunca recuerdo los nombres

De quienes miraron su final,

Solo repaso aquella lágrima

De una mujer enamorada

Cuando vio brotar la luna

En los pliegues de un cielo nublado,

Pintado en la cúpula de un bar perdido

Allá por caminito, antes del descampado.



Hoy es domingo

En las lomas de este cementerio,

Donde enterré angustias y pesares

Sabiendo que los cuervos caen fulminados

Ante la alegría de un nuevo carnaval,

Fenecen al sacarle espinas al sexo

O intentar colgar alas en el silencio

Tan devastador como suelen ser los misterios

Que nunca son develados.



Así planeo ahogarme

En tu boca de sumisa vestal,

Entre las enaguas de tiempos pretéritos,

En la misma catedral de tu pubis dorado,

En el campanario mudo de tus senos,

Así tus aguas regarán mis flores

O expulsarán mis miedos

Que de tan antiguos dilapidaron sus olores.



Hoy creo que es domingo

Teniendo todo el sábado para recrearme,

Agotarme en las fuentes primarias de la vida,

En algún lugar en el que me implores

Que sea quien escriba sobre tu espacio

Los momentos de amor y sensualidad,

Pero con un tiempo suspendido o tan despacio

Que borre enteramente todos los dolores.



En este juego hay cosas

Como almanaques que se calcinan,

Uno a uno sin más tregua

Que los torrentes de saliva,

Discípulos en cuanto aprieto se presente,

En este atardecer dadivoso

Para tanta tentación, dicen que indecente,

Mas yo creo que en la vigilia

No he de cavar mi propio foso.



Y ahora que

Descubrí que no es domingo

Empiezo a alegrarme por perderme

Entre siete días carceleros

Que me exigían repetir hasta la lasitud

Los instantes de susurros penitentes,

El labio que roza el cuello

La mano que intima con gratitud

Solo saberte a mi lado

Mujer del amor más bello.

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