Cuando agoniza el sol
Nunca recuerdo los nombres
De quienes miraron su final,
Solo repaso aquella lágrima
De una mujer enamorada
Cuando vio brotar la luna
En los pliegues de un cielo nublado,
Pintado en la cúpula de un bar perdido
Allá por caminito, antes del descampado.
Hoy es domingo
En las lomas de este cementerio,
Donde enterré angustias y pesares
Sabiendo que los cuervos caen fulminados
Ante la alegría de un nuevo carnaval,
Fenecen al sacarle espinas al sexo
O intentar colgar alas en el silencio
Tan devastador como suelen ser los misterios
Que nunca son develados.
Así planeo ahogarme
En tu boca de sumisa vestal,
Entre las enaguas de tiempos pretéritos,
En la misma catedral de tu pubis dorado,
En el campanario mudo de tus senos,
Así tus aguas regarán mis flores
O expulsarán mis miedos
Que de tan antiguos dilapidaron sus olores.
Hoy creo que es domingo
Teniendo todo el sábado para recrearme,
Agotarme en las fuentes primarias de la vida,
En algún lugar en el que me implores
Que sea quien escriba sobre tu espacio
Los momentos de amor y sensualidad,
Pero con un tiempo suspendido o tan despacio
Que borre enteramente todos los dolores.
En este juego hay cosas
Como almanaques que se calcinan,
Uno a uno sin más tregua
Que los torrentes de saliva,
Discípulos en cuanto aprieto se presente,
En este atardecer dadivoso
Para tanta tentación, dicen que indecente,
Mas yo creo que en la vigilia
No he de cavar mi propio foso.
Y ahora que
Descubrí que no es domingo
Empiezo a alegrarme por perderme
Entre siete días carceleros
Que me exigían repetir hasta la lasitud
Los instantes de susurros penitentes,
El labio que roza el cuello
La mano que intima con gratitud
Solo saberte a mi lado
Mujer del amor más bello.
domingo, 27 de noviembre de 2011
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