Un tajo
Abriendo la más absurda nada,
Ni siquiera un llanto,
Ni sangre limpiando la vereda,
Solo ese tajo,
Grotesco,
Ridículo,
Empapado de tiempo ido,
Pregunto inocente
Que es lo que hemos conseguido?
Me dices
Que no todo se mide por lo resuelto
Que muchas veces vale el deseo
Sin consecuencias
O con las que de él florezcan,
Puede que me persuada
A creer que el arrojo
Sea más corriente que los oscuros ríos
Que agotamos en estas alboradas.
Es difícil decidir
Si zurcimos el tiempo escapado
O nos prodigamos en este actual
Donde tu mano me recorre
Y yo me transformo en un bardo evaporado.
Ahora que ha fenecido el tiempo
Transformándose en un espacio fisurado,
Ahora que todo sucede
En el mismo reservado reducto
Donde perdemos reiteradamente la inocencia,
Es en este momento o lugar
Que me miro en el espejo de esencia.
No fue ayer,
Porque las noches de antaño
Solo las evoco en tu piel,
En el aroma que sabe a poesía,
Que escribí sorbo a sorbo con mi lengua
En las estepas de tu cuerpo en ignición,
Cuando todo nace y solo la nada fenecía.
Comprendí
Que han desertado las horas,
Que he acumulado todos los minutos,
Que no quedan segundos sin tu mirada,
En un país de fronteras en movimiento,
Cuando con el último suspiro
Creo recrear un inusitado olimpo,
Donde escapo en tu búsqueda en do mayor,
Entre tanta puñalada invisible,
Que no llegan a partir la noche,
Al menos no esta que cree en tu merecido honor.
Baja la mano
Y el tajo aun esta…
domingo, 27 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario