Te veo mujer
Recortada en el horizonte brumoso,
Te veo y no estas
Vestida con harapos de soledad,
Te veo partir invisible
Como las promesas que te hice,
Las que me hiciste,
Las que escribimos juntos
Al finalizar el trecho que lleva a la oscuridad.
Te veo mujer
Con mis ojos desconocidos,
Los que ven en un atardecer de primavera,
En una esquina de desbordes en su vereda,
En una cuesta empinada cerro abajo,
Te veo y en mi mirada
Se apagaron las lunas llenas verdaderas.
Te veo mujer
Como te observe recostada,
Con las piernas delgadas extendidas,
Con los labios sedientos entreabiertos,
Con los pezones de rigidez indebida,
Con las aguas cristalinas de tus vocales,
Y las gotas de amor en desconcierto.
Te veo mujer,
Repito una y otra vez
A pesar de mi ceguera,
Transitar la tangente de mi piel,
Consumir los oasis de mis mentiras,
Reposar en las arenas de mis verdades,
Cabalgar el dromedario de mi inocencia
Ver partirse al sol en dos mitades,
Una de un fulgor arrasador anaranjado
Y la otra de una palidez que remite a mi esencia.
Te veo mujer,
Te sigo viendo,
Porque permanece el deseo,
El invertebrado apetito por tu cadencia,
Con la sonrisa de pájaros en bandada,
Tan blancos e inmaculados en su indecencia,
Que ha incendiado el prado,
El compuesto por estrofas y poemas,
El que fue bárbaro en los confines de occidente
Como salvaje en la aridez de tantas noches
En la que alce tu nombre mil veces como lema.
Te veo mujer,
A veces hembra,
En los espejos del palacio de mi cuarto,
En la misma posición de exquisita sensualidad
Con la que parecieras rezar a tantos santos,
Cuando ninguno aparece en estos pasadizos,
Los del tiempo presente,
Los de las horas tórridas,
La de la memoria invocada,
Devastadora,
Entre las llamaradas de un amor urgente.
domingo, 13 de noviembre de 2011
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