jueves, 22 de marzo de 2012

CUENTO...


Cuento los poros de cenizas,
Los que caen gravemente,
Los que no tocan el suelo,
Los que miran tu boca roja
De labios endulzados de salivas,
Cuento…
Como cuento las gotas,
Esas violetas de tus mares,
Esas que arrastran peces
Que pronto temerán al tiempo
O el infinito irritado al instante,
Sabes que hay un momento
En el que el verbo sube, ahora crece,
Despedazado con columpios lentos,
Que inflaman las vísceras de su palabra,
Que se vuelcan sobre las hojas
Esperando lo inexorable de su tormento.
Cuento
En perfecta mudez oscura,
En la maleza de tus migrañas,
Cuando tus piernas largas se desenredan
De las sabanas carmesí de alguna dictadura.
Contar no es hazaña,
Crear los besos en tus labios cada mañana
Eso es increíblemente agraciado,
Como cuando se astilla la noche de verano
Observándote alucinado,
Con la piel arrojando odio al viento,
Mientras la música le da sensualidad a tu rostro,
Mujer de acento aporteñado,
El lenguaje te rinde pleitesía
Sobre este mundo desmejorado,
Donde hay cerraduras y no lengüetas
Creado el espanto sin verter una lagrima,
Futuro espacio de golondrinas picaras
Que de seguro no harán piruetas.
Cuento finalmente
Los poros minúsculos de tu cuerpo,
Absorbo la salinidad de tu sexo,
Creo la barca de otro Marco Polo
Que por los arroyos mueve una góndola,
Pecaminosa la figura del espejo,
La que convenció a la luna a mirar de lejos,
Alma encarnada en tanta geometría,
Sudo mis mejores frutos,
Arrastro por la sangre mi placer primero,
Devastamos a la voluptuosa muralla
En tanto cuento la vida e incendio el luto
En la postrera tarde de febrero.



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