sábado, 17 de marzo de 2012

SIN TIEMPO


Padece el sol
El pasó ligero de tu calma,
El andar cansino de tu sonrisa
O la ligera brisa de tus besos,
Mientras los mágicos movimientos
Trastornan ángulos y tangentes,
Es que nacida de la pluma
Eres mujer por propio encanto,
Eres no solo el largo de tu cuerpo
Sino solidamente las curvas y tus cantos.
Se rasga el cielo
En su azul percance de verano,
En las mantas de nubes desnutridas,
En la esfera que gira quedamente
O en la estepa de tu pubis tan cercano.
Crece la luna,
Forajida espía de amores
Mirando entre los medanos de tus ojos
O en la ventana enmohecida de mis dolores.
Se detiene el viento
Cuando observa como se despeina el alma
Nunca quiso prestar oídos
A los avatares de una musa en calma
En sus gemidos feroces,
En sus variantes provocativas
O en el acto promiscuo del sonido.
Y ahora partes
Hacia las imposibles formas de la nada,
Lugar limitado por las velas de las horas,
Por los aljibes resecos de segundos,
Por los agujeros de tiempo abandonado
En ese lupanar en el que ahora moras.
Se que partes
Como regresando en silencio,
Silbido reseco de sepultura,
Manos que mecen los recuerdos,
Vida disecada en las alturas,
Mientras escribo mis versos lerdos.
Afuera solo la soledad,
Adentro la unidad de lo diverso,
Te miro desnudarte ante el espejo,
Pienso que él te capta al mismo tiempo
Y una oleada de envidia o celos
Inundan las hojas de mis versos,
Aunque tú estés conmigo
Como pantera en el laberinto,
Que entrega caricias agradecidas
Y yo después de esta poesía sea el mismo
O quizás con las defensas ya vencidas.

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