lunes, 27 de agosto de 2012


EL SILENCIO VITAL
Es necesario volver al silencio,
no al silencio ovalado,
compacto,
sino al silencio incoherente.
Nada de autocompasión,
la noche insiste en ser silencio,
golpeo a las puertas de la noche
mientras el murmullo vuela por la ventana
y llega la mañana donde lloro,
la noche donde deseo,
la tarde para jugar a que estoy viviendo.
En el amor siempre me pierdo
cuando cruzo las palabras soeces
de mis labios en los bordes de tu cadera
o en la punta de tus pezones,
porque me voy de la melancolía,
me interno en el monte de los verbos
retozo con la humedad de tu intimidad
y derramo algunas letras para terminar
una excitante poesía
de ojos lucientes como perro rabioso.
He aquí mi mano de agua dulce,
de lluvias arrancadas a las nubes,
de tropiezos por callejones como arroyos
o veredas salpicadas por la sangre de algún mocoso,
he aquí que nunca entregué mis dados
solo suelto las palabras,
las que ella espera para devolverme las que quiero
las de amores,
las de ardientes calenturas
cuando la baba de tu boca solo es humo
y desovo en la lengua del párrafo primero.
Es de utilidad volver al silencio
y pensar asombrados ser nosotros,
en realidad el asombro en mi es extranjero
significó muchas lunas de desarraigo,
de extrañar tu cabellera enrojecida,
de fundir mi sueño al de tu cara,
compro mi vigilia de ojos verdes taurinos
me contento con verte arar las sabanas
en noches de desenfreno
cuando desalojo la certidumbre de la muerte
y sigo pensándome en este presente
tentado a amputarme la sangre,
alzando en la noche un sólido puñal
para afilarlo entre los labios de tu vulva
y con él asesinar la parca traicionera
ganando una partida de cerrado final,
coronado con el peligro de vivir por siempre
despeñándome sobre al hoja de papel en blanco
saliendo de mi para vivir en un poema
y en tu desnudez siendo yo la única primavera.

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