martes, 28 de agosto de 2012


SUCEDEN


Las cosas suceden de noche
aun las matinales,
las de mediatarde,
pero cuando la vida es oscura
uno vive en la estación nocturna,
en el despeñadero de viejos amores
de intrigas de alquitrán endurecido
en esas vías oxidadas en la estación de la cordura.
Las cosas pasan
se acumulan en las fauces de nocturnidades débiles,
blandas como la piel de aquel viejo
que perdió la dureza con el paso de los años
y dilapidó el tiempo en los insomnios fáciles
de proezas concebidas en un bar
entre nalgas duras, senos imponentes
con la cabeza de volcánica cabellera
que se sumerge a darle sentido a ese miembro
caliente entre la boca sin que roce ningún diente.
Las formas pierden entidad
si me atracó en primavera la orfandad
si recuerdo mis viejas dolencias,
mis ausencias persistentes
los abandonos que forjaron mi presencia
y aquí estoy
sabiendo que mañana no seré recuerdo
solo quedan unas letras volcadas en papel
o la insistencia de mi gente
que quiere que navegue como si fuera un poeta cuerdo.
La vida me ha dado una licencia
la que tengo como francotirador de letras
como asesino serial de los adjetivos
o como victima de mis estrofas terminadas,
solo pido clemencia a mi alma critica
la que no toma en cuenta mi eximia fornicación
o la maestría de hacer soñar a mi dama experta
entre corrillos de adjetivos que sonrojan
mientras vuela mi entretenida imaginación
sobre paredes de inmensas tetas,
empapeladas de ojos vírgenes
que piden entre sublimes lagrimales
pasar a la inobjetable experiencia
mientras yo soy esa noche que relato
entre angustiosas pesadillas de ruedos animales
y muero sin sentido en la falta de esencia.
Se que los tantos se cuentan a la sombra
como cuando trepaste a mi boca con tus piernas
no fue flojera la que sostuvo el desafió
tampoco la bravura que me falta
sino saberte ilusoriamente eterna
mientras mi recuerdo y mi presente siempre te nombran

 

  

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