jueves, 19 de septiembre de 2013

DE INOCENCIAS


Abrí la cara
la mañana me golpeaba
el olor a manteca despintada
provenía de nuestra cocina
alce el diario previo quitarle el polvo
y de curioso mire las necrológicas
allí me entere que casi muero
en un terrible choque de sueños
el impacto, según decían, me arrojo muy lejos
el ocupante de la vigilia a contramano
quedo mal herido y con los sentires enyesados
suerte tuve de salir ileso
después de una larga madrugada
acurrucado entre tus besos incendiados.
Esta noche
si vuelvo a repetir lo onírico
no esperare para ir a enterarme del herido
sé que manejo mal mis emociones
que acelero en los momentos de tensiones
que respiro aceleradamente cuando  me tocas
y no he de parar de hacerte el amor
hasta despertarme alertado de mis  pulsiones.
Al abrir la puerta
dices que llueve  en la vereda
que hay como un rio de gotas de cemento
que mejor quedarme entre las sabanas
en compañía de tu presencia s acogedora
que dibujaremos en la planicie de mi pecho
en las extensas llanuras de tu superficie
nos adentraremos en aquellas  hondonadas
por donde suben los más cálidos sonidos
y en unas líneas curvas
de inconmensurable voluptuosidad
se talla el anticipo de lo que habrá de suceder.
Sé que relego la razón
que flota en la corriente del vino
que mi astucia me intimida también en este día
agradezco que nunca preguntaste que soy
ni que cosas conozco
solo puedo decirte que la sensualidad
es la prisionera dócil de la carne
a la que someto a inusitada violencia
la de un gran amor en época de otoño
cuando se derrama el aguacero de la felicidad
dándole la bienvenida a nuestra última inocencia.


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