jueves, 17 de abril de 2014

CURAR LAS HERIDAS


Desde un lugar
difícil de descifrar
con la mirada buscando
entre la espesura de los sueños
animales salvajes como emociones bárbaras
desde allí emprendí el camino
en el que puse el máximo de mis empeños.
Abrí los dedos
como un mendigo busca el pan
para que se apoyaran con sus cantos
los pájaros rendidos
de plumas afiladas
quienes volando a baja altura
destruyendo resquicios de nubarrones
vienen en son de paz
traen el viento como sudestada
el sol enganchado en su brillo
dejando el alboroto de la soledad
en una estación de madrugada.
Me toca cortar el aire
con el estilete de unos versos
que pretenden atraer todo el silencio
ya que la letra no suele hablar
sino en los ojos de los juglares
construiré barrocas catedrales
no habrá cardenal ni vicario
que me impidan desplegar los renglones
repartidos en una hoja limpia
volcar allí mis innumerables fracasos
amante de tanta hembra lujuriosa
que cuando ambos hemos partido
no queda sino un efímero recuerdo
busco entre las palabras aguerridas
una puerta que me permita comulgar
que no partiré de mis poesías
sin haber hallado el amor entre vocales ateridas.
Y ahora escribo amor
cúrame de mis heridas.

Roberto Brindisi



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