Desde un lugar
difícil de
descifrar
con la mirada
buscando
entre la espesura
de los sueños
animales salvajes
como emociones bárbaras
desde allí emprendí
el camino
en el que puse el
máximo de mis empeños.
Abrí los dedos
como un mendigo
busca el pan
para que se
apoyaran con sus cantos
los pájaros rendidos
de plumas
afiladas
quienes volando a
baja altura
destruyendo resquicios
de nubarrones
vienen en son de
paz
traen el viento
como sudestada
el sol enganchado
en su brillo
dejando el
alboroto de la soledad
en una estación de
madrugada.
Me toca cortar el
aire
con el estilete
de unos versos
que pretenden
atraer todo el silencio
ya que la letra
no suele hablar
sino en los ojos
de los juglares
construiré barrocas
catedrales
no habrá cardenal
ni vicario
que me impidan
desplegar los renglones
repartidos en una
hoja limpia
volcar allí mis
innumerables fracasos
amante de tanta
hembra lujuriosa
que cuando ambos
hemos partido
no queda sino un efímero
recuerdo
busco entre las
palabras aguerridas
una puerta que me
permita comulgar
que no partiré de
mis poesías
sin haber hallado
el amor entre vocales ateridas.
Y ahora escribo
amor
cúrame de mis
heridas.
Roberto Brindisi
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