Muchas veces
miro al interior
de mi país
ese de lágrimas
partidas
que tiene venas
por veredas
mientras la
sangre fluye
como si ese rojo
fuera el color del rio,
en esas partes
oscuras
intento encontrar
la punta de algún hilo
quizás porque se troncho
de pronto
la madrugada de
mi infancia
porque busqué
entre las ramas
de viejos arboles
de eucaliptus
que alguien me
amara desesperadamente
en tanto yo perdía
los temores y mis pesadillas
que la orfandad no
fuera lapidaria
ni el suicidio
escribiera mis primeras letras
porque acurrucado
vi pasar mis fantasmas
hasta que no encontré
otra solución
que enfrentarlos mirándolos
a la cara
que no tenían porque
eran brumas
espectros
imaginarios que se deshacen con la luz
aunque creo
sentir las lastimaduras
fueron heridas
que desaparecieron
en una tarde de
primavera
cuando me encontré
con tu ternura.
Roberto Brindisi
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