Dolor
siento ante unos
ojos partidos
una sonrisa entre
paréntesis
en los estados
neutros de la vigilia
hechos de una
leve angustia
encajados en una sólida
ansiedad
porque nada
resulta soportable
màs de pronto el
silencio
el de mil campanarios
muertos
el de manecillas
de relojes oxidadas
el que deja
agonizantes las horas
el de piedras
arrojas al baldío
el de las
manecillas de relojes antiguos
el que deja
agonizante el tiempo
y yo esperándote mi
amor tardío.
En esta madrugada
vi amarrar tu
cuerpo
entre las telas
de sabanas lujuriosas
un aroma a
sexualidad dominadora
inundan las
baldosas de mi suelo
unas sombras cimbreantes
me atrapan
unas carnes satánicas
me deshacen
en el mismo
infierno de los desobedientes
no hallo los
trozos de mis cadenas
o son asideros
los versos de mi gente
poco importa en
esta instancia
si con
esperanzadores pasos
pudimos dejar atrás
las penas del desamor
andar por un
sendero escrito
sabiendo que la
moral es la gramática del deseo
amansarme sin
sufrir
hasta que las
palabras mágicas
despierten al
genio amparador
impulsándonos hacia
el puerto amoroso del vivir.
Roberto Brindisi
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