martes, 15 de abril de 2014

VINIENDO DEL DOLOR


Dolor
siento ante unos ojos partidos
una sonrisa entre paréntesis
en los estados neutros de la vigilia
hechos de una leve angustia
encajados en una sólida ansiedad
porque nada resulta soportable
màs de pronto el silencio
el de mil campanarios muertos
el de manecillas de relojes oxidadas
el que deja agonizantes las horas
el de piedras arrojas al baldío
el de las manecillas de relojes antiguos
el que deja agonizante el tiempo
y yo esperándote mi amor tardío.
En esta madrugada
vi amarrar tu cuerpo
entre las telas de sabanas lujuriosas
un aroma a sexualidad dominadora
inundan las baldosas de mi suelo
unas sombras cimbreantes me atrapan
unas carnes satánicas me deshacen
en el mismo infierno de los desobedientes
no hallo los trozos de mis cadenas
o son asideros los versos de mi gente
poco importa en esta instancia
si con esperanzadores pasos
pudimos dejar atrás las penas del desamor
andar por un sendero escrito
sabiendo que la moral es la gramática del deseo
amansarme sin sufrir
hasta que las palabras mágicas
despierten al genio amparador
impulsándonos hacia el puerto amoroso del vivir.


Roberto Brindisi

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