jueves, 5 de marzo de 2015

PUEDE EL AMOR...


Y se reitera
con infinitas historias propias
el deambular mendigo del amor,
sin una identidad única
se desliza silenciosa la muerte
solo, y es bastante,
las une el invisible tiempo
casi nada se parece tanto a la parca
como el amor realizado
más así va mi pluma
entre cascaras de mentirosa suerte
en medio del paréntesis de unas horas
escribiendo entre dos puntos
con la urgencia imperfecta de avivar
las afiladas astillas de un eros sin demoras
recorriendo el borde ríspido del placer
sumergiéndose en el abismo del deseo
con brochazos solidos de lujuria
haciéndolo en tanto nombra
en las brumas de este averno congelado
a las hembras con ansias devoradoras
a las hambrientas bocas que cada noche
rehúyen de los consejos vacuos
prefiriendo la certeza de unos labios curiosos
que sobre el desnudo de la tela voluptuosa
abren mil tajos a un destino ilustrado,
como en los océanos habrá flujos y reflujos
horas partidas por donde se cuela la madrugada
minutos ofrendados a una mirada obscena
disolviendo el pasado a medida que se desplaza
por los poros fronterizos de una piel enamorada
entiende entonces que el amor no se dirige a lo bello
sino que este es su ámbito de nacimiento concebido
estando más cerca de la divina trascendencia
cuando el miedo se funde sólidamente con el gozo
habrá múltiples motivos para desplegar unas sonrisas
pues finalmente queda expuesta la inútil dependencia.

Roberto Brindisi

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