miércoles, 16 de marzo de 2016

ANDAR A PESAR DE TODO


Voy
por el cansado sendero del olvido
intentando evocar fantasmas sobrevivientes,
espectros desflecados por besos húmedos
nombres que son solo abstracciones
remitiendo al tiempo ayer perdido.
Me pregunto
¿cómo es que en esta sala,
lugar donde contamos nuestras penas,
sitio plagado de sombras contorsionadas,
hoy queda una sola copa de vino,
sin estar el sillón abrigado de miradas
ni siquiera veo las plantas grises del destino?
Cómo pudo ser
que los gorriones que plantamos se volaran,
que las caricias amorosas fueran cáustico dolo
que las noche lujuriosas se borraran
y que yo muriera inmensamente solo.
Mi pluma sigue reclamándome
en tanto mi ciudad recobra su demencia
su alucinado paso,
corsarios renegridos en el Rio de la Plata
pintando un arco iris con un único color
puerto por donde huyen mis islotes
se tornan argamasa las algas rencorosas
en tanto esa mujer incógnita
vuelve a trepar el viento
a revelar la orfandad del pájaro agorero
será prisionera de recuerdos borrosos
con los que lamentablemente no cuento.
Entonces
se desangra la hoja,
la piedra,
la lluvia,
disipadas en el origen de la tormenta
como marinero en el horror de un naufragio
que expía el derrumbe de mi noche roja
tras hallar en sus formas la carátula del infierno
sabrás muchacha beber del alcohol que enoja
querrás recuperar el pasado ya disuelto
pretenderás apagar las llamas de averno
no podrás, no, no has de poder
dirás mi nombre de alboradas incansables
lamentaré no escuchar
porque he de seguir andando en otro atardecer.
Roberto Brindisi

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