jueves, 11 de junio de 2009

TE PIENSO




Te pienso,
Y por lo tanto me pienso,
Veo en el cuarto la opacidad
De mis espejos que se incendian
O conservan las llamas de otros fuegos?

Recuerdo tus manos, tus dedos
Que alargados pincelaron mi espalda
Desplazándose arando y cultivando cielos
En el huerto de mi dorso aplanado
Con unas pocas luces de testigos.

Anoche estabas a mi lado,
Compartiendo el vino de los besos,
Amarrando tu canoa destejida,
En mi solitaria dársena otoñal,
Desclavándole a la lengua una elegía,
En tanto racionabas el pan de las miradas,
De las caricias, que son aves migratorias,
En mí abrumado cuerpo con sus islas de verano,
Rodeado por el mar de los recuerdos,
Que inconcientes acuñan mi presente.

Hoy, ahora, llega la luz de la mañana,
Con la resaca de algún canto de jilguero,
Sacudiendo el color de sus plumas fugaces,
Es que decido pasear mi rostro en la vereda,
Dejando el alma reposando en mí lecho,
A la espera de que tus pasos suaves,
Encenderán nuevamente mis versos màs audaces.

Aún no has vuelto, màs ya te pienso,
Asi imagino los bordes de tu esencia,
El diámetro exacto de un añejo dolor primaveral,
La superficie candorosa de tus montañas,
Los rios caudalosos de la verba ígnea,
Que serán posibles cuando cuente tu presencia.

Me preguntas, me interrogas,
Sobre la longitud y latitud de mis afectos
Queriendo apropiarte de lo inapropiable,
De mi amor, que confiado te lo cedo,
Porque te pido en préstamo tu confianza,
La màs cara de todas tus pertenencias,
La màs defraudada garantía tuya,
La màs contusa de las naves de tu herencia,

Màs, decididos a restañar los atropellos,
Entretejiendo lo cedido y lo confiado
Para intentar construir un castillo,
Una fortaleza,
Un poema sobre nuestra existencia,
Nos citamos en un tiempo sin ocaso
Y en un lugar que fulgura por su ausencia.

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