sábado, 8 de enero de 2011

DESCUBRO...


Quieto
Sobre varios pensamientos
Transité detrás de cierta blasfemia perdida
Pretendí abrir pétalo por pétalo
La flor del anatema
Más las raíces de estas tirrias ensanchadas
Por robustas
Elevan las letras de un mísero poema.

Descubriendo perderse
En la noche oscura
Salpicado el universo
De mustias estrellas
Que con tenue luz
Bañaran tus carnes duras
Anda una pérfida deidad
Persiguiendo a la ninfa más bella.

Dijo sin decir
Un triste dios enajenado
Que por envidia al amor y al erotismo
Rezo plegarias al odio,
A la impotencia
Vencido su ocre corazón de pesimismo
Muere y renace en cada gemido
De infinidad de enamorados.

Supo decirme la inmortalidad
Que la vida es larga y extensa
La muerte corta pero intensa
No le creí,
Sin acrecencia,
Sin fundados testimonios
Creo que en la memoria de este olvido
Planea el pájaro de mi repaso
Nunca morir, es quizás no haber vivido.

Pero si algo guarda sentido
Si algo en este caos desprogramado
Me hiciera estremecer por un segundo
Revería los fundamentos de mi ignorancia
Besaría apasionado los labios carmesí
Te rodearía la cintura de brava geografía
Te quitaría lentamente
Prenda por prenda el vestido convencional
Hasta que nuestras pieles surquen el espacio
Apoyando su pasión en este lecho
Agigantando los sustantivos no perdidos
Mientras adjetivas ardorosa en mi oído
Descontenidas mis manos prisioneras del deseo
Busco ahora el significado
De esta aparición revestida de incendio
Y no encuentro más respuesta
Que avanzar demoliendo lo que se entiende por pecado

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