Mis momentos
se construyen en las sombras,
en ese espacio difuso
en que la soledad se acurruca
sin un trozo de mar que los delimite,
cuando unos besos de mujer en celo
lo marquen de estridente erotismo,
pero esos instantes,
dementes por si acaso,
con la razón de saberse perdidos,
se entrelazan entre senos
imaginarios,
entre violencia inerte,
en el hambre furioso de la justicia,
en los recuerdos de vulvas fogosas,
de unos malnutridos acercándose a la poesía,
allí asoma la evocación de
los enfermos incurables
en su ceguera estéril de no querer ver,
de no querer oír,
de hablar con palabras vacías,
son lapsos que llegan por azar
como este día martes de final de mes,
como tu silueta desnuda en mi tela,
suma de minutos en que tu boca ávida
pide ser escuchada por mis poros salinos,
quiere ser sudor de saliva lujuriosa
y en esos momentos me disocio
encierro mi razón en un armario
bebo de sus arroyos con fruición
me encaramo hasta el monte de los olivos
comprendo vagamente la pasión
de Cristo
sé que el agua es fuego bravío
que invertido regresa hasta mi sueño
donde un viento plagado de miserias
me devuelve los poemas extraviados
por eso creo que el tiempo no tiene dueño
mas tu mirada perdida entre mis dedos
reclama una entrega en un mes ya mutilado.
Roberto Brindisi
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