miércoles, 12 de noviembre de 2008

BENDICIÖN TARDIA


Pienso
El viento hoy no sopla
Canta trayendo mil jilgueros
Al anodino cuarto solitario
Donde los colores de este sol austero
Acompañan la melodía de una copla
Cuando mueren las formas de mi barrio

Miro
Los cansados dedos de mi mano
Del que ayer fueran manantiales
De perdidos versos
Y de olvidables poesías matinales
Que con empeño rasgaban los papiros
Con unas letras enfermas terminales

Evoco
Las nubes vaporosas del camino
Las campanas celestiales enmudecidas
Que presagian que algún dios ha fenecido
En los parajes del lamento de las begonias
Descansando reparadoras en mis heridas
Perjurando que mí destino fue no ser querido

Ahora
Que el tiempo es solo una mancha en una jaula
Que no aprendo, ejerciendo el olvido tan mezquino
Que mi oficio de mentirte las verdades muy obscenas
Me devuelves la sinceridad más fraudulenta
De cargar con el sacrilegio bárbaro del destino
En el crepúsculo negro de un cielo en penas
Solventando caro lo espurio de una afrenta

Ahora, pienso, miro, añoro
Como desfilan tus labios enardecidos
Palmo a palmo en su feroz recorrido
Como la carne deja paso a lo intangible
Conjugando el verbo deseo hasta lo imposible
Atrapado en el sueño de un amor partido
Perdido en el subsuelo de lo infinito
Despierto soñador bendecido en lo maldito.

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