sábado, 22 de noviembre de 2008

DIJO


Quieto
Sobre varios pensamientos
Transité detrás de cierta blasfemia perdida
Pretendí abrir pétalo por pétalo
La flor del anatema
Más las raíces de estas tirrias extendidas
Por robustas
Elevan las letras de un mísero poema.

Descubriendo perderse
En la noche oscura
Salpicado el universo
De mustias estrellas
Que con tenue luz
Bañaran tus carnes duras
Anda una pérfida deidad
Persiguiendo a la ninfa más bella.

Dijo sin decir
Un triste dios enajenado
Que por envidia al amor y al erotismo
Rezo plegarias al odio,
A la impotencia
Vencido su ocre corazón de pesimismo
Muere y renace en cada gemido
De infinidad de enamorados.

Supo decirme la inmortalidad
Que la vida es larga y extensa
La muerte corta pero intensa
No le creí, sin acrecencia,
Sin fundados testimonios
Creo que en la memoria de este olvido
Planea el pájaro de mi repaso
Nunca morir, es quizás no haber vivido.

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